Ciudad de México – Tras una jornada electoral pacífica y con índices de participación históricos, aunque con tintes desordenados, la elegida del oficialismo para continuar con la ‘Cuarta Transformación’, Claudia Sheinbaum, logró materializar su amplia ventaja en las encuestas previas a los comicios, para así convertirse en la primera mujer que se siente en la silla presidencial en toda la historia de México. Ahora, uno de los primeros retos de la nueva mandataria será convencer al país de que su proyecto, aunque representa la continuidad, no vive a la enorme sombra de Andrés Manuel López Obrador.
Claudia Sheinbaum, candidata presidencial del partido gobernante MORENA, se dirige a sus simpatizantes tras ganar las elecciones, en Ciudad de México, México 3 de junio de 2024. © Reuters / Raquel Cunha
Por:Maximiliano Pérez Gallardo …. Cortesía para Revista EXPECTATIVA 43 Años.
La madrugada mexicana vio a una mujer presidenta por primera vez en su historia.
Después de tres retrasos en el anunció de los resultados del conteo rápido propio del Instituto Nacional Electoral (INE), el organismo electoral mexicano confirmó el 3 de junio un hecho sin precedentes: Claudia Sheinbaum es la nueva presidenta de México.
Después de meses de campaña y numerosas encuestas que semana por semana otorgaban una amplia ventaja a la candidata oficialista por encima de la elegida de la oposición, Xóchitl Gálvez, y el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Maynez, el INE oficializó los resultados preliminares que confirmaron la victoria de la sucesora del obradorismo.
Unas históricas elecciones con un índice de participación que oscila entre el 58% y el 60,2% del padrón electoral convocado a votar. Poco más de 50 millones de mexicanos salieron, formaron filas y emitieron sus votos en las casillas electorales de todo el país, según el anuncio televisado de la consejera del INE, Guadalupe Taddei Zavala.
Con un margen del 58,3% al 60,7, Claudia Sheinbaum se proclamó como ganadora de la contienda electoral, dejando atrás a Gálvez, su perseguidora más cercana con entre el 26,6% al 28,4% del voto popular, según la tendencia compartida por el INE. Álvarez Maynez se quedó en el fondo con apenas del 9,9% – 10,8%.
Desde su cuarto de guerra en la Ciudad de México, Sheinbaum celebró su victoria solo minutos después del anuncio electoral del INE, en donde agradeció al pueblo de México por la confianza depositada en ella, otorgándole la responsabilidad de «avanzar en esta cuarta transformación en la vida pública de nuestro país».
«Por primera vez en 200 años de la República, me convertiré en la primera presidenta de México», expresó Sheinbaum desde un hotel en la capital mexicana, sola en el estrado, con una bandera tricolor a sus espaldas y con lágrimas en los ojos.
«Presidenta, presidenta»
México eligió este domingo por primera vez en su historia a una mujer para gobernar el país, un suceso que representa un viraje inédito en el imaginario político de una sociedad con profundos cimientos machistas, que nunca antes había visto a una mujer como contendiente con posibilidades para hacerse del cargo público más importante, la Presidencia.
La encargada por la ciudadanía mexicana para materializar la historia es Claudia Sheinbaum, una científica de 61 años y una de las piezas más importantes dentro del círculo más cerrado del saliente mandatario Andrés Manuel López Obrador, desde su periodo como jefe de Gobierno de la Ciudad de México hasta su toma presidencial en 2018, pasando por la fundación de su partido, el izquierdista Morena, del cual Sheinbaum también es fundadora.
Aunque el triunfo de Sheinbaum no puede ser concebido sin el respaldo de la gran popularidad de López Obrador (AMLO) entre el electorado mexicano, con un 60% de aprobación popular, según una encuesta publicada por el diario ‘El Financiero‘ a principios de mayo, sin duda no es el único factor que llevó a la elección de la exalcaldesa izquierdista. El fracaso político de la oposición es un ingrediente esencial.
«Sin duda una combinación de razones, destacando fuertemente el poderoso relato de la Cuarta Transformación (de López Obrador), la amplia aprobación de AMLO y los buenos resultados en política social, por un lado; y el peso negativo de los partidos tradicionales en México, su incapacidad de hacer autocrítica y su dificultad de articular un proyecto alternativo, con prioridad en las carencias sociales que aún persisten», resaltó Roberto Ignacio Alonso Muñoz, coordinador de la licenciatura de Ciencias Políticas en la Universidad Iberoamericana Puebla, para France24.
La gente sostiene una pancarta con la leyenda «Presidenta Claudia Sheinbaum» después de que el partido gobernante Morena de México declaró a Claudia Sheinbaum ganadora de las elecciones presidenciales, en la Plaza del Zócalo en el centro de la Ciudad de México, México 2 de junio 2024. © Reuters / Mahe Elipe
Es en el búnker de Sheinbaum donde retumba con más fuerza el grito «presidenta, presidenta», aunque Gálvez se hubiese adelantado a proclamarse victoriosa en la elección desde un hotel en una de las zonas más prestigiosas de la capital mexicana. Dos realidades, dos proyectos de nación que compitieron este 2 de junio por el favor electoral de la ciudadanía, aunque la balanza se inclinó hacia la izquierda.
El relato del triunfo oficialista no está completo sin conocer la derrota de la oposición. La extraña coalición Fuerza y Corazón por México, compuesta por un partido de derecha, el Partido Acción Nacional (PAN); un centrista, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y uno de izquierda, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), no logró consolidar una campaña presidencial que pudiera hacer evidente un proyecto político distinto al del oficialismo.
Basado en el rechazo a los proyectos realizados durante el sexenio obradorista, descalificaciones al electorado y una campaña de miedo sobre el futuro democrático del país, la coalición opositora no consiguió convencer a los más de 90 millones de mexicanos que salieron a votar.