Por: Erasmo Zuleta Bechara*

En la academia el debate sobre las políticas y beneficios de las políticas de austeridad es amplio. De una parte, se encuentran teorías de austeridad como las de Alberto Alesina y los denominados “austerianos” que hacen énfasis en la confianza que genera la austeridad y de otra, teorías como las del premio nobel de economía Paul Krugman, quien afirma que las políticas de austeridad, bajo ciertas circunstancias, son un engaño y que, al aplicar estas políticas a una economía ya deprimida, no la ayudará y, por el contrario, empeorará su situación.

Mientras ese debate teórico se decanta, en países como Colombia las restricciones autoimpuestas como la regla fiscal y los ojos críticos de las calificadoras de riesgo y de las instituciones multilaterales, premian la austeridad. Es en ese marco institucional y con esas realidades, donde tanto a nivel nacional como territorial, nos debemos desenvolver y tomar decisiones en 2025.

Para este año y en Colombia en particular, se presentan varios elementos que proyectan un difícil periodo en términos del deficiente recaudo tributario, y que seguro se acentuará, para hacer inversiones. El primero de ellos es el bajo crecimiento económico estimado para 2025 de un 3% de conformidad con el equipo técnico del Banco de la República, que limitará de igual forma el recaudo del fisco. El segundo elemento, como lo vimos hace pocos días, hace referencia a la incertidumbre externa generada por la nueva administración de los Estados Unidos que podría afectar flujos comerciales con la imposición de aranceles en diferentes latitudes, la disminución o eliminación de cooperación internacional o una mayor percepción de riesgo ante inversionistas. Y, por último, un tercer elemento retador en términos de financiamiento corresponde al marchitamiento de algunos sectores que aportan recursos fiscales como el petrolero o el minero, lo que también afectaría la actividad económica en muchos de nuestros territorios.

Ante este panorama solicito al Gobierno nacional, que las políticas de austeridad a implementar en 2025 no afecten programas o proyectos estratégicos para el desarrollo del país, ya que cualquier retroceso en ellos, podría implicar años en volver a recuperar lo que durante décadas hemos logrado como estado. Me refiero por ejemplo a la financiación completa y al tiempo del Programa de Alimentación Escolar (PAE) con el cual más de 6 millones de nuestros niños y jóvenes asisten a las escuelas, a los pagos de las mesadas pensionales de nuestros adultos mayores, a los pagos de los subsidios de energía y gas en el país que hoy por hoy son servicios necesarios para la dignidad humana, a la financiación del sector defensa para el mantenimiento del orden público; y a la financiación de obras de infraestructura vital para el desarrollo de los territorios.

Para 2025 en Córdoba, esperamos que las promesas hechas por el primer mandatario en su visita al municipio de Ciénaga de Oro esta semana, se ejecuten. Estas incluyeron la construcción de una sede del SENA, infraestructura educativa, acueductos y una planta de paneles solares, entre otras.

Como mandatario, apoyo la austeridad, pero en gastos de poco impacto o eficacia, pero no en programas o proyectos estratégicos ya que se puede generar un gran retroceso para el país y para el bienestar de los colombianos. Por último, los cordobeses esperamos que el gobierno del presidente Petro coadyuve al desarrollo de su departamento ejecutando los compromisos que ha realizado.

*Gobernador del Departamento de Córdoba

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