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El Ejecutivo acepta aumentar el diésel solo 800 pesos, sustancialmente menos a los 1.904 que había decretado una semana atrás

sido el paro camionero más corto de las dos últimas décadas, con menos de una semana. En la madrugada de este viernes, el Gobierno de Gustavo Petro, representado por cinco de sus ministros, y decenas de líderes camioneros han llegado a un acuerdo. Tras más de 12 horas de discusión en un auditorio del Ministerio del Transporte, en Bogotá, han firmado un acuerdo con 14 puntos. El más urgente e inmediato: el Gobierno acepta reducir el aumento de 1.904 pesos (unos 48 centavos de dólar, un aumento del 20%) en el valor el combustible diésel que regía, desde el sábado pasado, a uno de solo 400 pesos (19 centavos de dólar, alrededor del 4%). Se sumará a un alza más, de otros 400 pesos, el 1 de diciembre. El resto del incremento, que el Gobierno ha argumentado que es necesario por razones fiscales y de equidad, queda en veremos.

La mesa, instalada desde el martes y liderada por la ministra del Transporte, María Constanza García, tardó en llegar al acuerdo por la multiplicidad de posturas entre los camioneros. “Las bases […] son las que intentamos proteger acá”, explicaba el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, poco después de las dos de la mañana, cuando ya se vislumbraba el humo blanco. Algunos camioneros no estaban satisfechos y buscaban que entraran compañeros con posiciones similares. Otros buscaban impedirlo. Sin decisión de redactar un acta, con delegados de los dos lados, sin que hubiera todavía un acuerdo final del lado de los transportadores. Cansancio, alegría y tensión se mezclaban entre las decenas de personas presentes. Algunos sumaban 48 horas sin dormir.

El Gobierno fue quien primero movió sus fichas. Desde el miércoles propuso cambiar el aumento de 1.904 pesos que ya se estaba cobrando, y que era el primero con dos de momentos similares programados para algún punto de 2025, por uno de 800. El resto quedaría suspendido, sujeto a que las dos partes lograran avances en otros asuntos, como ajustes a la regulación de un mercado que está muy regulado, mejoras laborales para los conductores, o que la tabla de tarifas estructuradas para el transporte intermunicipal de carga o pasajeros, conocida como Sice-Tac, cobije otros tipos de transporte, como el de líquidos.

Los transportadores no aceptaban: proponían un incremento de 100, uno de 400. El Ejecutivo aceptó escalonar el alza de 800 pesos, partirla en cuatro aumentos, en dos… Pero, siempre, subir ese monto en 2024. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, lo explicó en micrófonos: no podían ceder más. Su colega de Hacienda, Ricardo Bonilla, venía insistiendo en la necesidad de reducir los pagos del Gobierno a la petrolera Ecopetrol, que cubren la diferencia entre el precio al que compran los camioneros y el valor del mismo combustible en el mercado internacional. La brecha es de 6.000 pesos y subir 800 solo tapa un 13% del hueco.

Minutos después de alcanzado el acuerdo, y todavía de madrugada, el presidente Gustavo Petro expresó su satisfacción por la resolución del paro. Siempre insistente en que más que un paro de camioneros se trataba en realidad de un lock out o paro empresarial, esta vez se abstuvo de criticar. Felicitó a los pequeños camioneros, que, en sus palabras, “supieron poner como prioridad su agenda de reivindicación y no agendas extrañas”. Los mismo hizo con la ciudadanía por su paciencia y por evitar confrontaciones “en el seno del pueblo mismo”, y a la fuerza pública, que no tuvo mayores intervenciones más allá de las del jueves por la mañana, por “su prudencia democrática”.

 

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